tenía sus pies de papel sobre un muro blanco que comenzaba a incendiarse
y un distante impulso que le hacía sentir como podía tener de nuevo alas
la ráfaga de olvidos el dúctil aliento de un sol amable escondido y apenas visible entre el césped azul de la madrugada posó sus pies sobre un instante pero ya no estaba ahí y el murmullo se reclino a sus oídos
para musitarle pronto en un reflejo todo aquello que le había hecho sentir al desplazarse...
y que caray... mientras un monstruo volátil adhiere sus múltiples extremidades a la atmósfera yo amarro mis tenis de cabeza al infinito
todos están ocupados en algo y nadie lo nota
un triste espontáneo desbarata su felicidad empezando a perseguirse así mismo en un respiro hacia el otro adentro pero tanto, que ahora ya nadie sabe a donde está...